4 ESQUINAS
- yatzurycf
- 30 may 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 21 jul 2020
El encierro hace a mi mente pensar en quienes es fácil estar así, porque jamás han estado de otra manera; diría mi abuela "les sembraron el ombligo". Aquel que nació donde moraban sus ancestros, cuyo sentido del cambio ha sido la forma como lo han llamado con la llegada de nuevos miembros al clan:
hijo, hermano, tío, papá, abuelo y así...
Sale a la calle con los ojos cerrados, puede girar sobre su eje varias veces y sin abrirlos, solo por la dirección del viento, saber retornar a su lugar, a "CASA" , está seguro de cuantas huellas lo conducen allí.
Se levanta temprano sin despertador, porque hay que rendir el día con las rutinas que cumple hace años, sin cuestionarse por qué las hace; el cuerpo ya está adaptado, hay mucho por hacer, aunque ese mucho nadie lo note.
La mayor aventura es un día visitar algún pariente o amigo, siempre con el afán de regresar. A diario se saluda a algún vecino, sin obviar como está el clima y preguntar por la salud, como un constatar inconsciente que están todos los que son.
La idea de realidades distintas no le seducen. Si alguna vez lo pensaron, ya ni siquiera es recuerdo.
Atesoran cada cosa material que poseen como vestigio palpable de lo vivido y de lo que creen les mantendrá presente en otros cuando no estén, y el día menos pensado se van, habiendo solo existido entre sus 4 esquinas llamadas Hogar... Y está bien.
Autora: Yatzury Colmenares
@omiyatzury
DERECHOS RESERVADOS






















Comentarios